María es una niña que no tolera separarse de su mamá. Cuando va al colegio, su mamá se queda en la puerta del salón o cerca de una de las ventanas donde María puede verla. Las maestras hablan con la mamá de María para que le traduzcan los que la niña dice porque habla muy suave y no le entienden.
Por la noches, cuando todos se van a dormir, María quiere acostarse al lado de su mamá y por mucho que su papá se oponga, la niña siempre logra su objetivo. En definitiva, María no puede vivir sin la presencia de su mamá.
Este es uno de los casos clínicos de dependencia que maneja la psicóloga con orientación psicoanalítica, Paula Martino. ¿Te ha pasado a ti con tus hijos?
Martino aclaró que estos casos de apego madre e hijo son únicos e individuales, por lo que hay que hacer un esfuerzo para tratar cada situación de forma diferente, pero de forma independiente.
“Habrá que ver qué significación tiene tanto para la madre como para el niño y trabajarlas en un espacio terapéutico individual a fin que puedan establecerse espacios independientes que son absolutamente necesarios para el desarrollo del niño”, indicó la psicoanalista.
Para esta especialista, la “mamitis” o el “apego entre madre e hijo”, suele vincularse únicamente con un problema del niño, cuando la verdad es que se necesita mucha ayuda profesional para determinar cómo y cuáles han sido los motivos que han llevado a crear esa dependencia.
Fuente: Revista VidaSana